A medida que crece la demanda de sistemas informáticos potentes y fiables, aumenta también la complejidad de los sistemas ambientales que garantizan su óptimo funcionamiento. Los componentes involucrados —desde los sistemas de suministro y distribución de energía hasta los sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI), el aire acondicionado, la protección contra incendios y la seguridad— desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de un entorno adecuado para sistemas informáticos sensibles. Cualquier fallo en estos sistemas puede comprometer gravemente la fiabilidad operativa, lo que conlleva riesgos en la transmisión y el almacenamiento de datos, así como en la funcionalidad general del sistema. En casos extremos, las fallas pueden causar daños al hardware, con importantes consecuencias financieras y operativas.

En los centros de datos actuales, muchos administradores dependen de turnos continuos con personal y de inspecciones periódicas de los equipos ambientales. Esto no solo aumenta la carga del personal administrativo, sino que también puede provocar retrasos en la resolución de problemas. Por lo tanto, un sistema de monitoreo dinámico bien establecido puede proporcionar una supervisión automatizada del rendimiento de los equipos dentro de la sala de cómputo, activando alarmas de inmediato cuando surgen anomalías, protegiendo eficazmente los equipos críticos contra fallas.