En tuberías o conductos y cableado interno de electrodomésticos con temperaturas máximas de funcionamiento de 90 °C y, en general, en áreas (como edificios públicos y gubernamentales) donde el humo y los vapores tóxicos pueden causar una amenaza a la vida y al equipo. Los cables no producen gases corrosivos cuando se queman, lo cual es particularmente importante cuando se instalan equipos electrónicos.